Los que tenemos la gran suerte de poder apreciar la variedad cromática que la naturaleza nos  brinda, nos vemos en la obligación  de dar gracias a la misma por esa infinita gama de tonalidades variadas y distintas, las cuales podemos manipular desde un punto de vista estrictamente personal a nuestro  antojo, imagen y semejanza, dando rienda suelta y dejando volar nuestros sentimientos.

En algunos países orientales existe toda una cultura entorno a los colores, e inclusive se está implantando en occidente (colores que relajan, colores que irritan, etc.). Lo cierto es que todos y cada uno de nosotros somos un mundo distinto, yo personalmente soy partidario de que cada cual intente elegir el entorno cromático en el que se encuentra a gusto, sin dejarse influenciar en demasía por opiniones foráneas, aunque sí es conveniente dejarse asesorar por un profesional, pero prevaleciendo la opinión personal del interesado. Bien es cierto, que no todos somos capaces de captar los distintos matices que nos ofrece un color compuesto, cuando en función de la intensidad de luz que percibe, fuerza su descomposición cromática dando total libertad a todos aquellos que sean capaces de percibirlos.

Juan Antº Lledó Bernabé